El movimiento es la causa de toda la vida, decía Leonardo da Vinci. Nada es estático. Todo fluye, está vibrando, se transforma y crece.

Pensó Marisa de niña que lo suyo sería la danza, pero a los 20 años el circo se cruzó en su vida. Por aquel entonces poco o nada se conocía sobre pedagogía circense en nuestro país, pero su desarrollo como trapecista le abrió las puertas a un mundo nuevo en el que la realización y empoderamiento personal le hicieron crecer día a día. Fue de las pioneras.

La vida de Marisa es movimiento, porque con el movimiento mismo aprendió a canalizar sus dificultades y sus necesidades siendo una niña. «Me salvó», dice, y se convirtió en su herramienta de sosiego, equilibro y paz interior.

Su tarea hoy, en parte y después de haberse formado en Madrid,  Francia, Bélgica y Barcelona, es volver a hacer magia y transmitir todo ese legado a los niños.

La actividad de circo hoy en día

A estas alturas sería una falacia negar que el circo representa una parte importante de la cultura humana. Es una práctica construida a lo largo de muchos siglos, y los ejercicios corporales de acróbatas, malabaristas y contorsionistas son fruto de expresiones que tienen su origen en nuestra propia naturaleza.

Si piensas en el circo como concepto puede que vengan a tu mente monociclos, carpas en blanco y rojo, mazas, aros e incluso forzudos y hombres bala. Pero hoy venimos a hablarte de algo mucho más profundo, porque el universo circense, cargado de simbolismo y alegorías, esconde una dimensión en la que la el arte, la sensibilidad, la expresividad y el crecimiento se mezclan para crear una experiencia única.

4 grandes beneficios de la práctica de circo

La actividad circense es, en la actualidad, una potente herramienta pedagógica a través de sus distintas disciplinas, como son la acrobacia, los malabares, el equilibrio o el clown. De esta manera, la práctica favorece  la sensibilidad por la expresión corporal, fomenta la cooperación, la tolerancia y el respeto, aumenta la autoestima, el conocimiento y control del propio cuerpo, y desarrolla la creatividad y la constancia. Pero vamos por partes.

En sus sesiones de circo cada lunes, Marisa trabaja con niños de entre 5 y 12 años sobre diferentes objetivos, que podemos dividir en cuatro grandes bloques de beneficios:

1. Conciencia corporal:

  • Desarrollo de la expresión motriz a través del placer del movimiento.
  • Desarrollo de la relación espacio-tiempo.
  • Desarrollo de las cualidades motrices, como la coordinación global y segmentaria, así como los factores mecánicos de ejecución (fuerza, flexibilidad, resistencia y orientación espacial).
  • Desarrollo del sentido del ritmo.

2. Expresión y comunicación:

  • Estimulación de la expresión libre y espontánea.
  • Estimulación de la comunicación en todas sus formas.
  • Desarrollo de la deshinibición, es decir, el atreverse a mostrarse ante otros compañeros o el público.

3. Sociabilidad:

  • Desarrollo del trabajo en equipo a través del contacto, la confianza y el respeto.
  • Puesta en práctica de la escucha activa (escucharse y escuchar a los demás).
  • Desarrollo de la capacidad de trabajar y construir en grupo.

4. Creatividad:

  • Desarrollo de la imaginación a través de juegos y ejercicios.
  • Desarrollo de la creatividad a partir de la técnica.
  • Estimulación de la búsqueda creativa.

Dice Marisa que el objetivo de sus clases no es crear artistas de circo, pero sí aportar nociones que, a través del circo, sirvan a estos niños durante toda su vida. Si quieres saber más sobre cómo puedes unirte a esta actividad, te dejamos aquí toda la información.

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