El cielo parecía haber dado un beso
en silencio a la tierra
y ella debía así soñar con él
en resplandor de flores.
La brisa iba cruzando por los campos,
ondeaban espigas con sigilo,
los bosques susurraban levemente
en la noche estrellada.
Y mi alma extendió
las alas por completo
y echó a volar por tierras silenciosas
como de vuelta a casa”.
Poema de Eichendorff (Trad. Juan Andrés García Román)
El momento del cuento, al terminar el día, sea en casa que en el Jardín de Infancia, cuando el niño “sueña con el cielo en resplandor de flores” y es como si volviese a “su casa celeste”, es para el niño como un encuentro con su ser más profundo, donde vive la antigua y dorada armonía de saber y poder trasformar y trasformarse , donde todo es camino metamorfoseante, donde todo es anhelo para encontrarse verdaderamente a si mismo y orientar el sentir del alma desde la tierra hacia el cielo.
El cuento, para el niño, es un relato de como todo en la vida participa y colabora para que el ser humano desarrolle y trasforme su ser, paso a paso, llevando orden y armonía a su alrededor y tejiendo siempre un sutil hilo entre el cielo y la tierra.En el cuento todo lo que ocurre ocurre de verdad, porque ocurre en el interior del niño donde el niño recuerda fuerzas arquetípicas de la vida donde todo es lo que es, todo tiene su espacio y su tiempo, todo se mueve y cambia para alcanzar su meta, donde todo tiene sentido, valor y verdad, donde una semilla trabaja para convertirse en dorada flor.
A través del cuento, el niño vivencia una experiencia que lo sostendrá para todo la vida: cada uno, en su camino sobre la tierra, es esencial, necesario para él mismo y los demás, cada uno tiene su lugar, su tiempo y su meta, todos los pasos de la vida ocurren y, en su interior viven fuertes, las herramientas luminosas para sostener las alegrías y los dolores de la vida como se narra en el cuento de hadas de los hermanos Grimm “La pastora de ocas”: la princesa perdió su reales vestimentas, su antigua nobleza marcada en el pañuelo que le donó la madre y su poderoso caballo hablador y se fue a pastar, trabajando día tras día, a las ocas mientras en su interior surgía siempre más fuerte el anhelo a su ser más profundo y, cuando con valentía ella reconoció a si misma, también el viejo rey la reconoció y la corona que llevaba en su cabeza fue la que tejió en su interior camino de trasformación.
Para permitir este vital enlazarse del niño con estas imágenes arquetípicas “facultadas al cambio y al crecimiento” , es fundamental la elección del cuento de manera tal que esté basado en estas mismas imágenes y que respete las diferentes edades del niño, no olvidando que, para fortalecer la relación de confianza, apego y seguridad entre padres/maestros y niños, es vital que los padres y maestros cuenten, con verdad, humildad y alegría, las hazañas, aventuras, desventuras, osadías, peleas y amores de su misma vida.
Retomando la imagen del auriga de Platón, cuando un adulto le cuenta a los niños su vida, el niño vivencia una y otra vez como el auriga, montado en su carro, ha tomado las riendas y ha guiado por la tierra y por el cielo el caballo negro y el caballo blanco de su alma.
• Para los niños menores de tres años, son ideales los cuentos cortos ( que duran solo algunos minutos) como pueden ser los juegos de dedos, canciones y cuentos de nunca acabar, cuentos de fórmula y retahílas, todos llenos de ritmos y sonoridad. El gesto y el contacto con el niño que acompañan estos pequeños cuentos fortalece el lenguaje no verbal y la envoltura sonora del lenguaje.
• Para los niños de 3 y 4 años, se recomiendan cuentos repetitivos, rítmicos y rimados donde el personaje principal sale de su casa, cumple una empresa y vuelve así come hace el sol que se levanta por la mañana, toca su cumbre a la mitad del camino y vuelve a su cama dorada por la noche.
• A partir de los 4 años, se pueden empezar a leer los cuentos de hadas (se recomiendan los de los Hermanos Grimm)
“El niño trae consigo una sabiduría, que descansa en el alma al igual como la flor en la semilla. La sabiduría del niño es una fuerza, es una instintiva fe en lo bueno, en los poderes que prestan ayuda en la vida”
“Mariposa del aire,
qué hermosa eres,
mariposa del aire
dorada y verde.
Luz del candil,
mariposa del aire,
¡quédate ahí, ahí, ahí!
No te quieres parar,
pararte no quieres.
Mariposa del aire
dorada y verde.
Luz de candil,
mariposa del aire,
¡quédate ahí, ahí, ahí!.
¡Quédate ahí!
Mariposa, ¿estás ahí?”
“Mariposa” de Federico García Lorca
Autora: Diana Miraval. Maestra de Infantil de la Escuela Internacional Waldorf Sevilla Girasol.
BIBLIOGRAFÍA:
- Georg Dreissig: El fortalecimiento interior de los niños
- Detlev Sixel: Acerca del sentido de los cuentos y las leyendas en nuestra época actual
- Dan Lindholm: Cuentos de hada, sagas de la naturaleza, fábulas y leyendas
- Hans Rudolf Niederhäuser: Fundamentación de la enseñanza del relato, basada en el Estudio del Hombre
- Rudolf Steiner: La vivencia de la parte volitiva del alm
- Dan Lindholm: La Fábula del Niño-Pastor
- Carlos Reviejo y Eduardo Soler: Cantares y decires: antología de folclore infantil
- Hermanos Grimm: Todos los cuentos
- Cuentos para chiquitines
- Cuentos para el jardín de infancia
- Tamara Chubarovsky: Cuentos para ver, oír y sentir ( Tomo 1 y 2)
- María Martín Artajo: Canciones infantiles para todo el año de
- RECURSOS WALDORF – Juegos de dedos, canciones y rondas. Para niños y niñas de 1 a 9 años.